Las repeticiones no son buenas pero resulta una deuda el poseer un Renault 18 de competición y no uno en su versión civil, por eso, cuando tuve la oportunidad me hice con el mismo sin pensar, el color champagne resulta hasta lujurioso y enaltece el modelo dándole un realismo dramático si se quiere, un resultado inesperado que llena de satisfacción a quien lo tenga y que verdaderamente ignore modelos de primera marca.
Un modelo pensado para coleccionables de tan bueno aspecto... Podría seguir con esa verdad a medias, es que en parte el modelo efectivamente es de un coleccionable de kiosco de revistas pero viene con unas ruedas que representan unas de chapa con tres tuercas. Aquí es cuando otro coleccionable (una Renault Fuego) llega y aporta sus llantas de aleación dando como resultado un Renault 18 de neto corte argentino con 4 tuercas y no 3 de sujeción.
Salvado el detalle y ahora que me lee con renovada confianza a sabiendas que está en su sitio favorito de diecast (?) vamos al detalle de ésta miniatura. Lo primero que resalta es la calidad del acrílico empleado tanto para representar vidrios y ópticas, luces de giro en un tono naranga firme y unos faros que demuestran una profundidad pocas veces lograda dan como resultado un frente atractivo, la parrilla entre los mismos es muy adecuada aunque le juega una mala pasada al que tuvo el plan de pintar el rombo sobre la misma, quizá una superficie (diminuta, muy diminuta) para pintar el logo de Renault hubiera sido genial... Pero si por cosas del destino la tampografía daba al lado (décimas de milímetro) nos quedaba un rombo pintado entre franjas y una improlijidad de plástico al lado... Paciencia, ya vendrán tiempos mejores.
Inobjetable perfil, es curioso como la carga de combustible, más precisamente la tapa, queda mejor resuelta a la vieja escuela, es decir, formada por el molde de la matriz y no con alguna técnica más actual, las colizas y todo lo que es contorno de ventanillas es de destacar.
El paragolpes está muy bien y un caño de escape que pasa sin llamar la atención como debe ser es más que adecuado.
Aquí vamos al detalle de la ventanilla abierta, un espejo retrovisor con superficie espejada, y un interior monocromático que nos recuerda su procedencia.
Lo que no significa para nada que sea descuidado, pueden verse los rasgos distintivos de éste Renault en su interior.
El Renault 18 ofrecía un capot bien limpio, es decir sin molduras ni adornos, la miniatura a su semejanza aprovecha esa característica para lucir aún más su pintura, también se pueden ver los limpiaparabrisas muy voluntariosos.
Magníficent Renault 18 GTX!!!