Ya que no es usual ver autos de competición por aquí y sumando que muchos lectores son ajenos al tema vamos a arrancar minuciosamente.
Verán, la Carrera Panamericana es considerada una de las más duras pruebas del deporte motor, se extiende por 3114 kilómetros de ruta mexicana teniendo por punto de partida Tuxtla al sur de dicho país y termina en Juárez bien al norte, para el visitante criollo sería el equivalente de nuestra Ruta 40.
Como si la extensión fuera poca, entran en juego la altura (desde el nivel del mar hasta los 3000 metros de altura) y por lógica la temperatura que va desde un clima tropical caluroso y húmedo hasta unos pocos grados en los puntos de mayor altitud de la carrera.
Siendo el tiempo aproximado de la misma 72 horas, resulta un desafío para los pilotos que deben aclimatarse en tan poco tiempo por un lado... Y para las máquinas que debían ajustar su carburación a tan dispares condiciones por otro.
Quizá en la actualidad y con la tecnología que se dispone no sea tan problemática la carrera, pero en un tiempo pretérito sólo era posible mediantes sucesivos ajustes y afinados. De más está decir que un auto no podía correr con el mismo juego de bujías toda la carrera por estos motivos.
La naturaleza volcánica de la zona y la abundancia de cenizas fueron aprovechadas utilizándose como componente para el asfalto aunque resultaba muy abrasivo.
Así lo esperado eran cuatro cambios de neumáticos durante la carrera mínimamente ya que estaba comprobado que en mil kilómetros las cubiertas quedaban lisas.
Por otro lado Porsche ofrecía deportivos que comparados con otros fabricantes resultaban un tanto mas accesibles. La trascendencia de los mismos estaba sujeta plenamente al propietario (acuérdense de James Dean) Por lo general, eran recordados por los pilotos de punta, dejando en letra chica el nutrido pelotón compuesto por tantos ignotos Porsches sin pena ni gloria.
Así éste Porsche conoció la Carrera Panamericana como tantos otros, pero seguimos esperando piloto, aquí es donde conocemos a Jacqueline Evans.
Procedamos al fichaje de la conductora: Grace Alice Evans Antrobus, Documento Nº12.224...
Momento! Los nombres no coinciden, ni que fuera actriz que se hace llamar de otra forma!
Pues sí, es actriz, nacida en Islington, Inglaterra por el año 1915, tuvo un par de papeles en su país natal hasta 1946 que viajó a Nueva York en busca de una mejor suerte.
Quizá haya tenido buena fortuna respecto al trabajo actoral, aunque en ese ambiente la suerte y el éxito son cosas bien distintas.
Los que no vivimos aquellos años, escuchamos los recuerdos de nuestros mayores respecto a las actrices principales de ese entonces. En lo personal, nunca escuché alguno con talante de añoranza que diga "¡Ahhhhh Jaqueline Evans!".
Digamos que le fué lo suficientemente bien para poder tomar vacaciones en México, donde conoció a Fernando López, torero de profesión, con todo el prestigio y dinero que lleva en esas latitudes.
Pateando meses de cortejo para un costado y avanzando en los hechos se casan. Nuestra actriz se instala en México donde siguió su carrera actoral: Su primer papel fue actuar de "gringa" en la película "Simbad el mareado" (1950).
Un (tercer) comienzo de poco vuelo, pero al año siguiente logro otro papel: actuó de "gringa" en el film "El Suavecito".
Tuvo que esperar unos años más para esperar su consagración y así en la película "Sindicato de telemirones" de 1954 en su papel de "gringa" se consagró...
Se consagró de gringa en México.
Si uno se pone a pensar... Cruzar el Atlántico defendiendo su vocación, tratando de llegar lejos y arriba... Para llegar en definitiva a un país hispano para actuar de anglosajona inentendible (Algo como la teutona de la "Peluquería de Don Mateo" en el caso argentino)...
Dan ganas de sacarle unos buenos mangos al torero, comprarse un auto y hacerlo mierda de la bronca en una carrera!
¿Cuál es la carrera donde lo pueda hacer pelota? ¿La Panamericana? ¡Pues Claro!
Tenemos pilotooo!!!
Jaqueline Evans corrió cinco ediciones de dicha carrera, la primera con un Chrysler Windsor (1950) salió en el puesto 45. Al año siguiente con un Chrysler Saratoga pero se desconoce si terminó la carrera, para 1952 con el mismo auto salió en el puesto 37 sin datos certeros de patrocinio.
En 1953 deja de lado los coches americanos para probar suerte con el Porsche que venimos viendo. Salvo Castrol (que patrocinaba por defecto a todos los coches al lado del número de la puerta) no consta con patrocinio alguno.
La coupé blanca como una hoja, la mirada esquiva de los patrocinantes y ser mujer en un ámbito por aquél entonces netamente masculino fueron suficientes para la exaltación del género como grito de guerra: "En representación de las mujeres del mundo" y tomó a Eva Perón como estandarte, aquella mujer que el mundo conocía desde su actividad política y no por su pasado como actriz.
No hay forma cierta de saber, pero se puede inferir que el pasado actoral que comparten Jacqueline Evans y Eva Perón, más el destino de llevarlas por otros rumbos estableciera una suerte de empatía.
La muerte de ésta última en 1952 podría haber tomado un tinte emocional, además del luto generalizado en el movimiento feminista... En definitiva, Evita al capot del Porsche en su memoria.
La miniatura de True Scale Models no necesita presentaciones ni que me ponga a detallarles parte por parte, sepa el que no está en el tema que actualmente dicha marca está en el segmento de mayor calidad, es decir, lo mejor que se puede conseguir actualmente en esta escala.
Dejando de lado una ejecución magistral del Porsche voy a hacer una mención especial a la tampografía, sobre todo en el rostro de Eva Perón en el capot con ese aspecto de pintado a mano, en aquél entonces era así, pintado a mano y se necesitaba mucho arte claramente.
Otros fabricantes realizaron la misma miniatura pero sin tanto apego al auto real: en algunos el rostro del capot es en blanco y negro, otros sin paragolpes cromados o con las leyendas de sus flancos cercenadas "En representación de la mujeres" quitando la parte que dice "del mundo".
Jacqueline Evans volvería a participar el año siguiente en la Carrera Panamericana en lo que sería su última participación, nuevamente con Porsche y sin resultados meritorios.
Pero el éxito la esperaba después de todo, en la actividad comercial, cuando funda en 1963 "La Torre de Papel" en la ciudad de México, donde se podían encontrar todo tipo de periódicos y publicaciones varias de origen extranjero. Al día de hoy es un hemeroteca de renombre en dicha ciudad.
En los últimos años de su vida se radicó en Acapulco, lugar en el que falleció en 1989 a los 74 años de edad.
Como ya dije, Porsches de carreras hubo muchos, todos patrocinados... Pero uno patrocinado por ideales, sin fines comerciales... Quizá éste sea el único y debe ser el motivo por el que se lo reproduce.
Porsche... Porsche... suena raro que yo lo nombre por aquí no?
Magníficent Porsche!